Benin, donde esta eso?

Eso nos preguntamos Rubén, Raquel, Elena y Magdalena cuando nos embarcamos en esta aventura africana de voluntariado internacional de la ONG PROYDE, que ahora os contamos ya de inmersos en ella.

Desde el primer momento, juntos e ilusionados, sabíamos que era una experiencia que iba a marcar nuestras vidas, aunque desconocíamos como.

A nuestra llegada a Cotonou, el Hermano Paco Fallado nos recibía en el aeropuerto a las 6 de la mañana con los brazos abiertos.

De allí nos llevo a Akassato, a unos 15 kilómetros de distancia, donde conocimos a los Hermanos Paco, al que todos llaman Pacorrin, un español de un pueblecito cercano a Astorga, a Denis y Francis, de Costa de Marfil y a Rodrigo de Togo. También hemos podido conocer a las Hermanas Guadalupinas de La Salle, con las que compartimos risas y bailes.

Una vez conocidos tanto la Comunidad como el Colegio, comenzamos nuestra tarea aquí, que consiste en pintar los muros del colegio por las mañanas y en hacer talleres con los niños por las tardes. La tarea de pintura sigue su ritmo en estos momentos.

Las tardes con los niños, se han convertido en una fuente de satisfacción para nosotros. Comprobamos que cada día vienen más niños y disfrutan con las actividades que preparamos: manualidades, informática, deportes, ingles, juegos cooperativos…

Recibimos más de lo que nosotros podemos dar gracias a sus sonrisas, miradas, gestos… Desde el primer día, de camino al colegio, vemos que los vecinos esperan que pasemos para saludarnos, abrazarnos, jugar… Un simple globo o caramelo convierte sus miradas en una felicidad absoluta, y eso, nos transmite una alegría difícil de explicar.

Los fines de semana hemos tenido tiempo para conocer los rincones escondidos de África y aprender de su cultura de la mano del Hermano Francis. Con él, hemos descubierto el Templo de las Pitones, La Puerta del no retorno para los esclavos, la Comunidad de Hermanos de Togoville, el papeleo interminable de las fronteras, la gastronomía del país (arroz, ñame, plátano frito, pescado, cuscús…) y la locura de trafico para circular por los caminos y carreteras.

Nos sentimos totalmente inmersos en la aventura africana gracias a la acogida de los Hermanos, vecinos y niños. Su amabilidad y dedicación, hacen que seamos una gran familia.

Os seguiremos contando.

Un saludo a todos,

Magdalena, Raquel, Elena y Rubén.